Tsunami de terror arropa a los niños

Cómo controlar el miedo en los más pequeños

Por María Marín

A dos días de haber ocurrido el trágico terremoto en Japón, llamé a mi hermana, quien vive en California, para saludarla y me contó que la noche anterior mi sobrina había querido dormir con un salvavidas puesto. Cuando mi hermana le preguntó por qué, la niña de seis años respondió angustiada: “Mami quiero estar lista por si viene un Tsunami. ¡No quiero morir ahogada!”.

La reacción que demostró mi sobrina – tras ver los impresionantes videos de corrientes de agua arrastrando casas, autos y barcos en Japón- es normal en los niños cuando observan escenas inesperadas y de terror; ya sea en su vecindario o en la televisión. Para los niños “ver es creer”, ellos personalizan la información y creen que la tragedia que acaban de ver al otro lado del mundo los afectará a ellos y a su familia.
Ante desastres naturales o cualquier situación adversa que pueda sembrar miedo en los niños, no los puedes dejar solos. El terror que vivirán en ese momento puede ocasionarles un gran daño y afectar su autoestima de por vida.
Por más irreal que parezca el miedo de un niño, nunca lo ignores o lo subestimes, en vez de decirle: “No seas bobo, eso no va a pasar aquí”, siéntate con él y explícale: “no importa lo que suceda, yo siempre estaré aquí para protegerte”; estas palabras le inspirarán tranquilidad. Además, dile cómo protegerse en caso de que su ciudad viva un desastre natural o alguien intente hacerle daño; hagan un plan de emergencia juntos.
También evita que tengan acceso a medios que exponen constantemente malas noticias como la televisión, Internet, revistas, etc. Pero tampoco le escondas lo que está ocurriendo, pues la falta de información lo puede llevar a escuchar versiones erróneas o imaginarse lo que no es. Es decir, ni poca, ni mucha información. Dile solamente lo que sea necesario.
Y la principal estrategia para que un niño mantenga la calma y pueda superar cualquier miedo es que tú seas ejemplo de serenidad. No puedes decirle “¡todo esta bien!”, y la vez ser un manojo de nervios. Los niños no aprenden con órdenes, sino con ejemplos. Ellos hacen lo que demostremos y no lo que ordenemos. Si tu hijo te ve desesperada y nerviosa eso es lo que le vas a transmitir.
Por eso admiro a los japoneses, quienes de generación en generación transmiten el valor del sosiego a sus hijos. Aún cuando la tierra temblaba ellos escaparon serenamente de las escuelas, edificios y negocios para seguir organizadamente un plan de emergencia. Ojala pudiéramos ser cómo ellos, quienes no se desesperaron aun cuando realmente “el mundo se les caía encima”.