¡Que no cunda el pánico!

El peligro de preocuparte por lo que no ha pasado

Por María Marín

Una de mis productoras llegó al estudio de radio con una cara de espanto. Le pregunté qué sucedía y me dijo: «redujeron el personal en el trabajo de mi esposo y él puede ser el próximo. ¡Este problema de la economía nos está volviendo locos a todos!». A lo que exclamé «la economía no es el problema», sorprendida me preguntó: «¿entonces, cuál es?».

La mayoría piensa que los altibajos del mercado son la principal razón que les ha robado la paz en estos tiempos. Sin embargo, lo que realmente nos ha quitado la tranquilidad mental es la «epidemia» de miedo que nos está consumiendo. Y digo «epidemia» porque todos estamos contagiados de este temor.

Todo el mundo está viviendo con miedo a perder lo mucho o poco que posee. El orden cronológico de sucesos que muchos anticipan es el siguiente; «pronto me quedaré sin trabajo, luego perderé la casa, más tarde me quitarán el auto ¡y después tendré que limosnear!». En resumidas cuentas, si vives en el planeta tierra, seguramente estás anticipando y esperando «quedarte en la calle».

Quizás no te has dado cuenta del enorme peligro que corres al anticipar estos resultados. Quiero que reflexiones en la siguiente pregunta: ¿Qué crees que le va suceder a una persona que anticipa y espera que llegue lo peor a su vida? Si no sabes, te lo voy a revelar, ¡eso precisamente le llega!

Es fácil sentirte aterrorizado si acabas de perder tu empleo o te enteras que tu vecino perdió el suyo. Sin embargo, en estos tiempos difíciles no te puedes dar el lujo de llenarte de temores porque sin darte cuenta, a lo que más le temes, atraerás a tu vida. Te voy a prescribir (sin receta médica) una medicina emocional que no te cuesta nada y su efecto es milagroso. Este medicamento poderoso se llama FE, y es precisamente el antídoto del miedo.

Hay quienes relacionan la fe únicamente con Dios. No obstante, la palabra fe aplica a toda situación, persona o entidad de la cual esperes cosas buenas. Cuando tienes fe, bien sea en Dios, en la economía o en ti mismo, anticipas lo mejor de cada uno. Es decir, fe es anticipar y esperar los mejores resultados. Y el miedo es precisamente lo opuesto a la fe. Miedo es anticipar y esperar los peores resultados.

Ahora te pregunto, ¿qué crees que le puede pasar a una persona que anticipa y espera que lleguen cosas buenas a su vida? Creo que ya lo sabes, ¡eso precisamente le llega!

A todos mis lectores y a mi productora les digo: «no importa la tempestad o el obstáculo que enfrentes, tienes que pensar positivamente, pronosticar cosas buenas y mantener la calma. Como dice el chapulín colorado: «¡que no panda el cúnico!».

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