28951114 - young wondering woman portrait.

Directo al grano

Por María Marín

Una vez un amigo sicólogo me dijo: “Los hombres genéticamente no están capacitados para tomar indirectas”. Y es que hablar de forma indirecta, es una especialidad femenina; lo hacemos porque no queremos ser percibidas como exigentes y “más que pide”.

Digamos que vas en el auto en un largo viaje con tu pareja y de repente te pica el hambre y en vez de pedirle que paren a comer, le dices: “Hace tiempo que no voy a McDonald’s. Cómo extraño sus papitas fritas”. Tu marido pasa los letreros de los restaurantes y sigue manejando. Después de varias millas él se da cuenta que tienes “la trompa parada” y pregunta por qué estás molesta, entonces respondes: “¿Cuántas veces tengo que hablar de comida para que te des cuenta que tengo hambre?”.  A lo que él comenta: “Si tienes hambre, ¡dímelo! ¿A caso tengo cara de adivino?”.

Los caballeros tienen una manera de comunicarse muy diferente a la nuestra. Cuando ellos quieren algo “van directo al grano” y lo piden sin rodeos, mientras que nosotras insinuamos lo que queremos, pero no lo pedimos directamente. Y una de las frustraciones más grandes de los hombres es cuando pretendemos que ellos nos lean la mente.

Hablar de forma indirecta favorece la relación entre las mujeres, pero no funciona con los hombres. Si quieres que tu pareja te lleve a la playa durante el fin de semana no hagas insinuaciones como: “Estoy tan pálida, hace tiempo no me asoleo”. Se directa y di: “Hagamos planes para ir el sábado a la playa”. Si deseas que te lleve de vacaciones a New York en diciembre no hagas indirectas como: “Tan hermosa que es la Navidad en la Gran Manzana. Me encanta ver las decoraciones  en la Quinta Avenida”. Ve al punto y pide: “Quiero que pasemos la Navidad en Nueva York”. O si quieres que le eche gasolina a tu auto no digas: “El tanque de mi carro está vacío”. Ve al grano y sin titubeos: “Por favor, échale gasolina a mi auto”.

Un hombre no se ofende o se molesta con tus demandas. Todo lo contrario, respeta aún más a una mujer que no tiene miedo a pedir lo que quiere. Además, una de las cosas que más disfrutan ellos es complacernos, ya que esto los hace sentir como héroes. ¡Qué muchos malentendidos se evitarían las parejas si las mujeres hablaran claro! Por eso, deja los rodeos, las insinuaciones o las pistas y ¡sé directa!

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